Irresponsables. Este es quizás el adjetivo que más veces he repetido estos últimos días. ¿Cómo puede un gobierno decretar una ley que afecta a todo un sector económico sin hablar con el sector afectado? Hablamos de la extinción del 80-90% de las HUT catalanas, la mitad del turismo que visita Catalunya cada año. Hablamos de millones de euros directos y de otros tantos que el sector genera de forma indirecta. Sin duda, volvemos a la turismofobia con una medida que no solo se carga sin paliativos a todo un sector económico, sino que a nivel general nos hace menos competitivos como destino turístico frente a otros destinos nacionales e internacionales. ¿Y para qué? Para nada. El turismo, y los pisos turísticos, no somos la solución al problema de la vivienda en nuestro país. Los datos, aunque algunos no lo quieran ver, lo demuestran. Lo demuestra, sin ir más lejos, el hecho que en Barcelona hace más de 10 años que no se abre ninguna vivienda turística. Somos el chivo expiativo fácil y no hay más ciego que el que no quiere ver, aunque esto se traduzca en un puñado de votos más.